miércoles, 28 de marzo de 2007

El momento histórico. Antonio Betancort

Antonio Rodrigo Betancort Barrera (Betancort) nació en Arrecife (Lanzarote) el 13 de marzo de 1937. Establecido en Las Palmas de Gran Canaria con su familia, se inició en la práctica del fÚtbol en el equipo del Unión Grupo de donde pasó a los juveniles de la U.D. Las Palmas. Se incorpora al primer equipo en la temporada 56-57 como portero suplente de Pepín. Su debut con los amarillos tuvo lugar en el campo de Sarriá, en Barcelona, frente al Español, el 3 de febrero de 1957, donde se consiguió un empate a dos. En sus primeras temporadas estuvo relegado a ser el portero suplente, pues tenía al gran cancerbero Pepín que le cerraba el paso a su titularidad. Tuvo que esperar al traspaso del gran meta valenciano al Betis para conseguir ser titular del representativo canario en la temporada 60-61 en 2ª División. Su seguridad bajo el marco, la buena campaña realizada y su magnífica forma de entrenar (siempre intentando imitar en todo lo posible a su ídolo, el gran Ignacio Eizaguirre), además de sus ganas, hicieron que fuera traspasado al Real Madrid en 1961.

Llegó a la capital el 4 de agosto de 1961 sin ser muy conocido, pero con la firme convicción de hacerse con el puesto de portero del Real. Sus comienzos como madridista no fueron fáciles. Al recalar en su nuevo club, recién casado, en encontró con una tremenda competencia entre los tres palos. La plantilla madridista tenía por aque entonces cinco porteros: Vicente, Domínguez, Araquistain, Bagur y Fermín. Esto provocó que la primera temporada, 61-62, se le pasase en blanco. Pero el Real Madrid confiaba en él y para que no estuviera parado lo envió el siguiente ejercicio, 62-63, cedido al Deportivo de La Coruña, junto a Miche, Cebrián y Antonio Ruiz como parte del pago de la operación de Amancio Amaro Varela (Amancio).

Con el equipo blanquiazul vuelve a brillar y regresa una campaña despueés ya para pelearle el puesto a Araquistain. El meta gran canario hace valer su sobriedad y sólo las lesiones le sacan de la portería. Una de ellas le produjo la mayor decepción de su vida. Ocurrió el 13 de abril de 1966. En el partido de ida de las semifinales de la Copa de Europa ante el Inter (1-0) en el Santiago Bernabeu sufrió un tirón muscular. Por entonces no estaba permitido sustituir a los porteros, por lo que aguantó todo el partido entre grandes dolores y la admiración de la grada, pero no pudo jugar la vuelta en Milán ni la final de Bruselas de la que el Real Madrid se trajo la sexta Copa de Europa. Aquel 11 de mayo de 1966 lloró cuando Paco Gento recogía el trofeo con una mezcla de alegría y rabia por la histórica ocasión perdida, por no estar en un a alineación que siempre empezaba con su nombre. Aquella, no obstante, fue una gran temporada para el meta canario. El 27 de octubre de 1965 debutó con la selección española en Sevilla ante Eire (4-1). Pero en el equipo nacional sólo jugó dos encuentros porque delante tenía a un intocable como José Ángel Iríbar. Volvió a jugar en el partido de desempate frente a los irlandeses en el Parque de los Príncipes de París, donde con el triunfo por 1-0, España pasaba a la fase final mundialista a la que acudió entre los 22 convocados por José Villalonga a dicho Mundial, pero no tuvo la suerte de actuar.

Sobrio, grande y con extraordinarios reflejos, Betancort regaló magnificas acutaciones al madridismo. Una de las más sonadas, al margen del último derby jugado en el Metropolitano* ante el Atlético, se produjo el 24 de abril de 1968 en Old Trafford, el santuario del Machester United, en unas semifinales de la Copa de Europa.

Aquella noche fue una auténtica pesadilla para los jugadores y seguidores de los reds devils con sus paradas de todo tipo. Su habitual jersey negro cegó a los jugadores de Matt Busby. Sólo cedió ante un disparo del imprevisible y genial George Best. En la vuelta no estuvo tan afortunado y se esfumó una nueva final europoea. En el verano del 71 volvió a la Unión Deportiva Las Palmas con cinco Ligas y una Copa de Europa en la mochila. Una gran cosecha tras diez años en la Península.

* En 1919, la Compañía Urbanizadora Metropolitana (explotadora de la primera red de metro de Madrid) adquirió unos terrenos para su urbanización, situados entre la glorieta de Cuatro Caminos y la Moncloa, que quedarían unidos mediante una amplia avenida a la que se pondría el nombre de Reina Victoria.
Como parte de este proyecto, la Compañía encargó al arquitecto José María Castell (quien ya había proyectado el Estadio Chamartín) la construcción de un campo de deportes al que se le pondría el nombre de Estadio Metropolitano. Con una capacidad de 35.800 espectadores, en 1923 fue arrendado por el Atlético de Madrid, quien lo usó hasta su traslado en 1966 al Estadio Vicente Calderón.
Tras el trasladado del club rojiblanco, el Estadio Metropolitano fue demolido, construyéndose en su lugar recintos y dependencias universitarias.


Por:Dani García

1 comentario:

juancar dijo...

Grande Betancort,siempre recordaré su impresionante figura de negro bajo las porterías del Bernabéu siendo yo un chaval.